joaquin vergara urrutia

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domingo, diciembre 04, 2011

" La Pelicula de NIcanor Parra!" El nuevo Premio Cervantes de la poesia latinoamericana.

El extraordinario poeta chileno Nicanor Parra acaba de ganar el Premio Cervantes que se otorga en Espana a las mejores letras ibericas y latinoamericanas.
Considerado uno de los poetas que mas influencian a las letras latinas, Nicanor Parra lleva placidamente su existencia de 97 anos en ese Chile que tanto ama, recibira el honor el 23 de Abril del proximo 2012, el aniversario de Cervantes Saavedra, autor de "Don Quijote de la Mancha"

Y para conocer aquella personalidad que lo hace tan especial con sus Poemas y antipoemas, Versos de salón, Obra gruesa y La cueca larga, hoy hemos invitado al  colega, a nuestro mas antiguo y gentil colaborador desde Panama, a nuestro amigo personal Rolando Gabrielli y su blog http://rolandogabrielli.blogspot.com/  y su....

..... " La Pelicula de Nicanor" 

"¿Qué vamos a hacer cuando no esté Parra? Es la única máquina folladora de su imagen irrepetible, contestaría, lúdica, antipoética, lúcida, absolutamente arbitraria, parriana con partida de nacimiento. Nicanor Parra, autor de Poemas y antipoemas, Versos de salón, Obra gruesa y La cueca larga, entre otros libros, es un personaje oleado y sacramentado en la gloria, un poeta chaplinesco, hijo del cine mudo, cuyo reinado poético se extiende hace décadas en la pobre Capitanía de Chile, jamás regida por rey alguno. Parra, a sus casi 95 años, se niega hacer mutis por el foro, y se asoma a la platea poética a teatro lleno y dice: Sigo siendo el Rey. Sólo sale de su casa a Isla Negra, cuando va a la casa de Neruda y hace de cicerón para ilustres visitantes. El viejo Hamlet de San Fabián de Alico demuele su propia sonrisa, si es necesario, en la solemnidad potente de su ironía. Sus maestros, Kafka y Chaplin, recrean su atmósfera frente al océano Pacífico como si el mundo esperara una última ola.
Yo no escribo para canonizarlo, ni darle los últimos sagrados óleos, santificarlo ni llevarlo a la cruz o someterlo a la crítica, porque todo eso ya lo vivió el antipoeta que ya ascendió al Olimpo. Parra sólo necesito un pizarrón negro para escribir la antipoesía, advertirnos que las palabras son según el espejo con que las miremos y valen por lo que nunca fueron antes y nunca significan lo mismo. Eso es poesía, aunque él quería convertir en escombros el pasado lenguaje de la poesía, pero lo que está escrito viene de muy atrás, casi antes del principio y este género viejo está en continuo movimiento y cada época tiene sus propios ventrílocuos, tejedores de una palabra nueva, poetas que miran la rosa como si ya no tuviera espinas.
Parra tal vez viene de vuelta pedaleando por la angosta faja de la poesía, con su mochila y antorcha de Gran Sacristán, leyendo al revés la Biblia, enseñando su catecismo sin Dios ni ley, viendo la interminable carretera que le espera, con su río de palabras va a la mar. Así como él le sobrevivió a Neruda, otros le sobrevivirán a él y la poesía seguirá el viejo y eterno curso de las palabras. Parra es un himno de una nueva memoria.
La máquina de follar antipoesía parriana pareciera intacta, porque no sólo se trata de la palabra escrita, sino de todo el andamiaje parriano, su escenario visual, exterior, privado, secreto, sus antiguas y más modestas performances, todos los recursos histriónicos del viejo juglar.


Jorge Edwards.
 
Gonzalo Rojas, Cervantes 2003.

 


  
¿Qué sería de Parra sin Parra?
¿El maestro le pregunta al discípulo?

" Quienes no conocen personalmente a Nicanor Parra o han leído de paso su poesía o no han puesto cuidado en sus últimos movimientos de hace más de medio siglo, no podrán comprender cuánto ha trabajado y sudado el hombre para llegar hasta donde está. Se decidió en medio de un camino espinoso, cuesta arriba, encumbrado, rodeado de varios escaladores más y de uno que había llegado al Everest de la poesía. Parra es un maratonista de largo aliento y ha estudiado cada uno de sus pasos, movimientos y gestos, y trabajado su poesía como si Dios sólo lo hubiese autorizado a él. No se detuvo más desde que escribió Poemas y antipoemas hace 55 años. Decididamente se montó en la montaña rusa de la poesía y en sus propias palabras. Su propósito era no dejar títere con cabeza. Avanzó a diestra y siniestra, sin contemplaciones, por una autopista sin semáforos. Recuerdo cuando Mario Benedetti llegó a Chile en el 69 y lo entrevistó con motivo del Premio Nacional de Literatura. Benedetti concluyó que Parra era un candidato al suicidio, a pesar de su euforia, mantenía un ácido humor negro. Tres años más tarde, inauguraría sus delirantes Artefactos, unos nudos ciegos que se abrían en sus perfectas contradicciones, pulsaciones para detonar en los sentidos del lector. Los vi construir en sus enormes cuadernos con esa letra champollioniniana, algo infantil, de huaso sin letra, pero muy versado. Parra había entrado por la puerta de la cocina con su nueva poesía, cocinada en su fábrica de demolición del establecimiento. Parra sobrevivió a su siglo, entró en el XXI cargado de gloria y se quedó en Chile los 17 años y medio de la negra oscura dictadura, donde la poesía vivía en una cama de faquir.
Parra no ha estado sólo en el escenario poético chileno después de la muerte de Neruda. Gonzalo Rojas, Lihn, Teillier, Anguita, Hahn, Millán, Uribe Arce, Barquero, han sido las cabezas más visibles de ese período, que incluye este siglo, aunque algunos no llegaron."

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