Adios Londres, bienvenidos en cuatro anos a ese brillante Rio para otros quince dias de amistad mundial, amor humano con caracteres deportivos.
Fue una quincena de amistad en la que jovenes de todo el mundo rindieron honor al atletismo, a esa amistad que tanto necesitamos.
Londres se vistio de gala, le vimos sonreir, le vimos estirar su mano generosa hacia quienes viajaron largas distancias para continuar con una de las tradicionales, brillantes, coloridas y humans runiones iniciadas por la hoy en dia tan apenada Grecia con sus problemas financieros, en una nacion que nos lego tan maravillosa sesion de unidad, carino y respeto por el vecino.
Ahora le toca a Brasil, pais maravilloso de gran poderio humano, nacion multicolor que nos llena de esperanzas con su potente economia, su extraordinaria tradicion bailable, su esplendida musica con sabor a tropico, su maravillosa samba y bosanova, sus extraordinarios escritores, sus preciosas costumbres afro.
La tranquilidad y el amor que vimos en estos trigesimos Juegos Olmpicos quedaron atras con su realeza y todo aquello que caracteriza a Londres como una de las ciudades mas vistosas del planeta.
Entramos, asi, a la vida real de este mundo tan repleto de dolor, angustias, tragedias, locuras y maldades, todos llendo de la mano con esas esporadicas bondades y esperanzas de este mundo que tanto nos preocupa, del que no nos queremos ir cuando llega la hora final.
A los atletas de este resquebrajado mundo debemos darle las gracias por ese equilibrio que nos dieron en estos ultimos quince dias, a los organizadores de los Juegos veraniegos se las decimos tambien, con la esperanza de que dentro de otros cuatro anos volvamos a presenciar los triunfos y fracasos de una juventud que en ese maravilloso Londres nos demostro el poderio humano, que nos entretuvo con sus esfuerzos fisicos.
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